La irrevocabilidad de nuestros días breves


A final del año pasado, por fin me decidí a ver el conocido video Inside the mind of a master procrastinator [En la mente de un maestro de la procrastinación]. Es una charla muy iluminadora y amonestadora, pero lo que se quedó en mi mente fue lo que menciona, cerca del final, acerca del calendario de tu vida en semanas. Es básicamente una vida de 90 años divida en semanas (cuadros), algo así:

Observar esta hoja es algo solemne. Como el mismo Tim Urban dice «No hay tantos cuadros, especialmente si tomamos en cuenta que ya hemos usado un montón de ellos. Así que pienso que necesitamos darle una mirada profunda y larga a ese calendario. Necesitamos pensar sobre qué es lo que realmente estamos procrastinando...» (Tim Urban).

Él no está diciendo nada que Dios no nos haya dejado dicho: nuestra vida es un soplo, neblina que se aparece y luego desaparece; nuestros días son como la hierba que apenas pasa el viento, deja de ser sin rastro; necesitamos andar como sabios y no como necios, aprovechando bien el tiempo porque los días son malos. Sin embargo ¡cómo lo olvidamos en el día a día! Andamos como si nuestra vida aquí fuera eterna, como si en lo que invertimos nuestros minutos y nuestras horas no hiciera ninguna diferencia.

Un misionero del pasado que entendía la irrevocabilidad de nuestros días breves, escribió lo siguiente en el siglo XIX:
¡De cuánta felicidad verdadera privamos nuestras almas al preferir nimiedades antes que a Dios! Tenemos la intención de vivir una vida consagrada, pero pensamos comenzar mañana o el próximo año. Al presente, preferimos vivir para nosotros mismos y decimos: ‘Un poco más de sueño, un poco más de dormitar’. Bueno, un poco más de sueño, ¡y dormiremos en la tumba! Unos días más, y nuestro trabajo estará terminado. Y cuando se hace una vez, se hace para toda la eternidad.
Una vida una vez vivida, es irrevocable. Quedará por contemplarse a través de la eternidad. Si está marcada con pecados, las marcas serán indelebles a menos que haya la restauración y el perdón de Jesucristo. Si ha sido una vida inútil, nunca podrá ser mejorada. Tal permanecerá por siempre jamás. Lo mismo puede decirse de cada día. Cuando ha pasado, se ha ido para siempre. Todas las marcas que ponemos en él, se exhibirán para siempre. Siempre será verdad: ese día se gastó de esa manera. Cada día no solo será un testigo de nuestra conducta, sino que afectará nuestro destino eterno. Ningún día perderá su parte de influencia para determinar dónde estará nuestro lugar en el Cielo.¡Cómo deberíamos desear, entonces, ver cada día marcado con utilidad! Luego será demasiado tarde para reparar su apariencia.
Es muy tarde para reparar los días pasados. El futuro está en nuestro poder. Determinemos, entonces, cada mañana, enviar el día a la eternidad con un atuendo tal como deseamos que lleve puesto para siempre. Y por la noche, reflexionemos que un día más se ha ido irrevocablemente, marcado indeleblemente. Adoniram Judson

Esta cita la leí hace varios meses, cuando el coronavirus ni siquiera se mencionaba, mucho menos la cuarentena. Volver a leerla hoy, a más de un mes de cuarentena, de ver quebrado mucho de lo que conocíamos como «normal» y tener frente a nosotros un horizonte incierto, la pone en una perspectiva más urgente. Tal vez nos lleve a orar con sincera urgencia de corazón:
Hazme saber, Señor, el límite de mis días,
y el tiempo que me queda por vivir;
hazme saber lo efímero que soy. (Salmos 39:2) 
Si una situación como esta no nos despierta a vivir una vida consagrada; a preferir a Jesús y no nimiedades, a dejar de vivir para nosotros mismos ¿qué se requerirá? ¿Qué nos despertará a entregarnos a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos?

Jesús es el remedio para los años que se han ido para siempre, mal usados. Y Él es también el remedio para aprender desde este mismo minuto a «enviar el día a la eternidad con un atuendo» que dé gloria al Señor.

Tú eres un Salvador suficiente para todo, enséñame a andar con sabiduría cada minuto de cada hora de cada año que me regales en este mundo. Que cada uno de mis días esté marcado con utilidad para Ti, Jesús.




Comments

Post a Comment

Popular Posts

Suscríbete para recibir las publicaciones directamente a tu correo:

* indicates required